lunes, 18 de junio de 2012

SOBRE LAS UNIVERSIDADES Y FACULTADES ECLESIÁTICAS



Con el fin de que las Universidades Católicas consiguieran mejor esta finalidad, mi predecesor Pío XII, trató de estimular su común colaboración cuando, con el Breve Apostólico del 27 de julio de 1949, constituyó formalmente la Federación de las Universidades Católicas, la cual «pueda abarcar todos los ateneos que o bien la misma Santa Sede erigió o erigirá canónicamente en el mundo o bien haya reconocido explícitamente como orientados según los principios de la educación católica y del todo conformes con ella» [6].

De ahí que el Concilio Vaticano II no haya dudado en afirmar que «la Iglesia católica sigue con mucha atención estas escuelas de grado superior», recomendando vivamente «que se promuevan Universidades Católicas convenientemente distribuidas en todas las partes de la tierra» para que en ellas «los alumnos puedan formarse como hombres de auténtico prestigio por su doctrina, preparados para desempeñar las funciones más importantes en la sociedad y atestiguar en el mundo su propia fe» [7].




En efecto, la Iglesia sabe muy bien que la «suerte de la sociedad y de la misma Iglesia está íntimamente unida con el aprovechamiento de los jóvenes dedicados a los estudios superiores» [8].

Sin embargo no es de extrañar que, entre las Universidades Católicas, la Iglesia haya promovido siempre con empeño particular las Facultades y las  Universidades Eclesiásticas, es decir, aquellas que se ocupan especialmente de la Revelación cristiana y de las cuestiones relacionadas con la misma y que por tanto están más estrechamente unidas con la propia misión evangelizadora.



A estas Facultades ha confiado ante todo la importantísima misión de preparar con cuidado particular a sus propios alumnos para el ministerio sacerdotal, la enseñanza de las ciencias sagradas y las funciones más arduas del apostolado. Concierne asimismo a estas Facultades «el investigar más a fondo los distintos campos de las disciplinas sagradas, de forma que se logre una inteligencia cada día más profunda de la sagrada Revelación, se abra acceso más amplio al patrimonio de la sabiduría cristiana legado por nuestros mayores, se promueva el diálogo con los hermanos separados y con los no cristianos y se responda a los problemas suscitados por el progreso de las ciencias» [9].


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Artículo 3.

                        Las finalidades de las Facultades eclesiásticas son:
 1. Cultivar y promover, mediante la investigación científica, las propias disciplinas y, ante todo, ahondar cada vez más en el conocimiento de la Revelación cristiana y de lo relacionado con ella, estudiar a fondo sistemáticamente las verdades que en ella se contienen, reflexionar a la luz de la Revelación sobre las cuestiones que plantea cada época, y presentarlas a los hombres contemporáneos de manera adecuada a las diversas culturas; 2. dar una formación superior a los alumnos en las propias disciplinas según la doctrina católica, prepararlos convenientemente para el ejercicio de los diversos cargos y promover la formación continua o permanente de los ministros de la Iglesia;
 3. prestar su valiosa colaboración, según la propia índole y en estrecha comunión con la jerarquía, a las Iglesias particulares y a la Iglesia universal en toda la labor de evangelización.





BLIBLIOGRAFIA TOMADA DE:
CONSTITUCIÓN APOSTÓLICA
«SAPIENTIA CHRISTIANA»DEL SUMO PONTÍFICE JUAN PABLO II
SOBRE LAS UNIVERSIDADES
Y FACULTADES ECLESIÁSTICAS

La Escuela Inclusiva.

  
Cuando hablamos de escuela inclusiva se suele pensar en los establecimientos destinados a niños y adolescentes con discapacidad. Pero la escuela inclusiva no se limita a esa población sino que se orienta a un grupo mucho mayor, formado por niños, adolescentes y jóvenes que por diferentes razones tienen dificultades para aprender en la escuela.
La escuela inclusiva ofrece el espacio para lograr el reconocimiento del derecho que todos tenemos a pertenecer a una comunidad, construir cultura e identidad con los otros y a educarnos en las instituciones formalmente reconocidas, cualquiera sea el medio social, la cultura, la ideología, el sexo, la etnia o situaciones personales derivadas de una discapacidad física, intelectual, sensorial o, incluso, de una sobredotación intelectual.


Cuando se habla de “inclusión” es común confundirlo con el término de “integración”. Si bien son términos muy similares, contienen una diferencia. La integración se refiere al proceso de enseñar juntos a niños con y sin n.e.e. La inclusión es una concepción mucho más profunda. La escuela inclusiva enfatiza el sentido de comunidad, para que todos tengan la sensación de pertenencia, apoyen y sean apoyados por sus pares y demás miembros de la comunidad escolar, al tiempo que se encuentran respuestas adecuadas a sus necesidades educativas especiales.


En la inclusión, el centro de atención es la transformación de la organización y la respuesta educativa de la escuela para que acoja a todos los niños y jóvenes, y tengan éxito en el aprendizaje.
El mérito de las escuelas inclusivas es que, además de ser capaces de dar una educación de calidad a todos los alumnos, se logre cambiar las actitudes de discriminación, para crear comunidades que acepten a todos, y por ende, colaboren en la construcción de una sociedad integradora.





El principio general que debe regir en las escuelas inclusivas es que todos los niños deben aprender juntos omitiendo sus dificultades y diferencias individuales, centrando su mirada en las fortalezas. Deben adaptarse a los diferentes ritmos de aprendizaje de los alumnos y garantizar una enseñanza de calidad. Los alumnos deben recibir todo el apoyo adicional necesario para garantizar una educación eficaz.


El principal reto de la integración de alumnos con n.e.e en escuelas comunes consiste en modificar las actitudes y la organización de la institución escolar en su conjunto. Esto implica cambios en todo el proyecto educativo, influyendo principalmente en:


Principios educativos y objetivos generales.
Normas de convivencia.
Planificación de la enseñanza.
Ordenación de ciclos, grupos, etc.
Organización de los recursos.
Conexiones con los servicios de apoyo.
Disposición de los espacios y su distribución.
Metodología empleada.
Criterios y métodos de evaluación.




Es importante señalar algunos aspectos que obstaculizan la integración escolar. De entre ellos se encuentran:


Excesivo número de alumnos por aula
Limitaciones del edificio escolar
Ausencia o mala planificación de la enseñanza
Ausencia de servicios de apoyo
Ausencia del trabajo de equipo por parte de profesores y alumnos
Criterios rígidos de evaluación
Falta de comunicación centro-familia.

En contrapartida de estos aspectos, la escuela inclusiva debe asumir ciertas características para que ésta logre asegurar el buen funcionamiento de la integración escolar. De entre ellas se destacan:


1) Tamaño del centro: no más de diez o doce unidades.
2) Número de alumnos por aula: un máximo de dos niños integrados en aulas de entre 25-30 alumnos.
3) Sistema de poder: centro organizado por órganos en cuyas decisiones hay participación conjunta.
4) Nivel de comunicación interna: existencia de órganos colegiados (Consejo Escolar, asamblea de padres, etc.).
5) Comunicación entre la escuela y su entorno social: integración también en la colectividad (barrio, familia, sociedad).
6) El trabajo en equipo de los profesores y su estabilidad: permanencia estable de los profesores.


Para que el centro escolar pueda asumir con éxito la integración, también es necesario tener en cuenta que el profesor posea una actitud de aceptación positiva de las diferencias, como también una buena preparación psicopedagógica para estar capacitado a observar y conocer a sus alumnos, para adaptar mejor la enseñanza y sus condiciones a las características particulares de cada uno. Además es necesario que la estructura interna de los grupos manifieste un grupo cohesionado. Por último, también es necesario agregar la importancia de la metodología empleada basada en las particularidades de cada alumno.


Gran parte de la labor a favor de la inclusión, es proporcionada (como es mencionado) por la escuela. Sin embargo, ésta tarea no le corresponde solamente a ella, sino que nos corresponde a todos, al estado, a la sociedad, a todo el sistema educativo, y también a la Iglesia. De allí, ésta afirmación:
“Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Si el designio salvífico es total, consecuentemente, la comunidad educativa de inspiración cristiana, tiene que ser testigo y profeta de la inclusión”.

BLIBLIOGRAFIA: Dadamia, Miguel. Lo especial en la educación. Pg 66.
 García Fernandez. Integración escolar. Aspectos didácticos y organizativos. Pg 143.
 Idem. Pg 144.
 Idem. Pg 144-147.
 XXI Congreso Interamericano de Educación Católica. Pg 11.

domingo, 3 de junio de 2012

LEY NACIONAL DE EDUCACION SUPERIOR



Textos tomados de la Ley Nacional de Educacion Superior


Artículo 7.
Para ingresar como alumno a las instituciones de nivel superior, se debe haber aprobado el nivel medio o el ciclo polimodal de enseñanza. Excepcionalmente, los mayores de 25 años que no reúnan esa condición, podrán ingresar siempre que demuestren, a través de las evaluaciones que las provincias, la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires o las universidades en su caso establezcan, que tienen preparación y/o experiencia laboral acorde con los estudios que se proponen iniciar, así como aptitudes y conocimientos suficientes para cursarlos satisfactoriamente.

Artículo 8.
La articulación entre las distintas instituciones que conforman el Sistema de Educación Superior, que tienen por fin facilitar el cambio de modalidad, orientación o carrera, la continuación de los estudios en otros establecimientos, universitarios o no, así como la reconversión de los estudios concluidos, se garantía conforme a las siguientes responsabilidades y mecanismos:

a) Las provincias y la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires son las responsables de asegurar, en sus respectivos ámbitos de competencia, la articulación entre las instituciones de educación superior que de ellas dependan.

b) La articulación entre instituciones de educación superior no universitaria pertenecientes a distintas jurisdicciones, se regula por los mecanismos que éstas acuerden en el seno del Consejo Federal de Cultura y Educación.

c) La articulación entre instituciones de educación superior no universitaria e instituciones universitarias, se establece mediante convenios entre ellas, o entre las instituciones universitarias y la jurisdicción correspondiente si así lo establece la legislación local.

d) A los fines de la articulación entre diferentes instituciones universitarias, el reconocimiento de los estudios parciales o asignaturas de las carreras de grado aprobados en cualquiera de esas instituciones, se hace por convenio entre ellas, conforme a los requisitos y pautas que se acuerden en el Consejo de Universidades.




                                     
                                          

Artículo 9.

A fin de hacer efectiva la articulación entre instituciones de educación superior no universitaria

Pertenecientes a distintas jurisdicciones, prevista en el inciso b) del artículo anterior, el Ministerio deCultura y Educación invitará al Consejo Federal de Cultura y Educación a que integre una comisiónespecial permanente, compuesta por un representante de cada una de las jurisdicciones.


Artículo 10.

La articulación a nivel regional estará a cargo de los Consejos Regionales de Planificación de la Educación Superior, integrados por representantes de las instituciones universitarias y de los gobiernos provinciales de
cada región.


Artículo 11.
Son derechos de los docentes de las instituciones estatales de educación superior, sin perjuicio de lo dispuesto por la legislación específica:


a) Acceder a la carrera académica mediante concurso público y abierto de antecedentes y oposición.

b) Participar en el gobierno de la institución a la que pertenecen, de acuerdo a las normas legales pertinentes.
c) Actualizarse y perfeccionarse de modo continuo a través de la carrera académica.
d) Participar en la actividad gremial.

domingo, 6 de mayo de 2012

Las Nuevas Tecnologías de Educación





Ser docente en el siglo XXI supone más que un reto, debido principalmente a la brecha digital que existe entre los profesores y sus alumnos. Muchos padres se preguntan por qué las clases no son más divertidas o más acordes con la realidad digital en la que estamos inmersos.


La incorporación de las nuevas tecnologías como medios didácticos se acompaña de la enseñanza de estas tanto como conocimiento en sí mismas, como herramientas de trabajo.
Sin embargo, Cabero, y sus colaboradores, (1997), mencionan que la introducción de cualquier tecnología de la información y comunicación en el contexto educativo pasa necesariamente tanto por que el profesor tenga actitudes favorables hacia las mismas, como por una capacitación adecuada para su incorporación en su práctica profesional. En los procesos de Formación del profesorado en NTIC, los docentes pueden asumir las posiciones:



1. Quienes otorgan a las Nuevas Tecnologías un poder mágico y creen que su sólo uso puede transformar el proceso de enseñanza y de aprendizaje, creando una relación ciega que no les permite desarrollar mecanismos críticos frente a los medios -Tecnofilia - y crean por consiguiente, una cierta dependencia de la máquina.

2. Quienes no utilizan las tecnologías porque consideran que son culpables de casi todos los problemas que afectan a la sociedad. Este tipo de docente como manifestación de su resistencia al cambio, suele rechazar enfáticamente la utilización de las Nuevas Tecnologías – Tecnofobia.


3. También se encuentran en la categoría –Tecnofobia- los docentes que consideran difícil su uso, así como quienes tienen miedo y pena de recibir entrenamiento, porque se consideran incapaces o avergonzados frente a sus estudiantes o profesores más jóvenes que tienen desarrolladas esas habilidades y destrezas para su uso.


4. Los docentes que utilizan las Tecnologías y sacan el mejor partido de ellas; realizando una crítica permanente sobre sus aspectos positivos y negativos - Crítica -. Es decir aquellos que reconocen la necesidad de su vinculación a la educación y asumen un papel de gestores del cambio de acuerdo con los requerimientos y expectativas del aula y la institución misma.


Ante esta dinámica, el sistema educativo tiene un reto muy importante. Debe cuestionarse a sí mismo, repensar sus principios y objetivos, reinventar sus metodologías docentes y sus sistemas organizacionales. Tiene que replantear el concepto de la relación alumno - profesor y el proceso mismo del aprendizaje; los contenidos curriculares y revisar críticamente los modelos mentales que han inspirado el desarrollo de los sistemas educativos. (Cardona, 2000).

Por ello, las investigaciones apuntan a que existen dos áreas fundamentales a las que hay prestar atención: por una parte, la realización de cursos de formación del profesorado y por otra, la introducción de la figura del asesor pedagógico o psicopedagógico.




ARTICULO:

http://www.articulo.tv/?Ser-docente-en-siglo-xxi&id=1424

domingo, 29 de abril de 2012

Formacion del docente en el siglo XXI

Finalidades de la escuela
y finalidades de la formación de profesores
No se pueden formar profesores sin hacer opciones ideológicas. Según el modelo de sociedad y de ser humano que se defiendan, las finalidades que se asignen a la escuela no serán las mismas y en consecuencia, el rol de los profesores no se definirá de la misma manera.
Eventualmente, se pueden formar químicos, contadores o informáticos haciendo abstracción de las finalidades de las empresas que los emplearán. Podemos decirnos, de manera un poco cínica, que un buen químico sigue siendo un buen químico si fabrica medicamentos o si fabrica droga. Que un buen contador sabrá, indiferentemente, blanquear dinero sucio o aumentar los recursos de una organización humanitaria. Que un buen informático podrá servir de manera igualmente eficaz a la mafia o a la justicia.
No podemos disociar tan fácilmente las finalidades del sistema educativo de las competencias que se requieren de los docentes. No se privilegia la misma figura del profesor según se desee una escuela que desarrolle la autonomía o el conformismo, la apertura al mundo o el nacionalismo, la tolerancia o el desprecio por las otras culturas, el gusto por el riesgo intelectual o la demanda de certezas, el espíritu de indagación o el dogmatismo, el sentido de la cooperación o la competencia, la solidaridad o el individualismo.

                                                       Edgar Morin
Edgar Morin: propone siete saberes fundamentales que la escuela tiene por misión enseñar:
1.          Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión,
2.          Los principios de un conocimiento pertinente,
3.          Enseñar la condición humana,
4.          Enseñar la identidad terrenal,
5.          Afrontar las incertidumbres,
6.          Enseñar la comprensión,
7.          La ética del género humano.
Estamos seguros de que los profesores capaces de enseñar estos saberes deben no sólo adherir a los valores y a la filosofía subyacentes pero, aún más, disponer de la relación con el saber, la cultura, la pedagogía y la didáctica, sin las cuales este hermoso programa sería letra muerta.
Cuando se hace este tipo de proposiciones en el marco de un mandato de la UNESCO, no se puede sino invitar a los Estados a inspirarse en ellas, sabiendo que harán lo que ellos quieran.
Desgraciadamente hay un abismo entre el ideal de Morin – que yo comparto – y el estado de nuestro planeta y, en particular, entre las relaciones de fuerza que configuran los sistemas educativos, tanto a escala mundial como en cada país. Es por esto que, aún cuando se destaque el vínculo entre la política y los fines de la educación, por una parte y el rol y las competencias de los profesores, por otra, no es útil alargar la lista de las características de una escuela ideal en un no man’s land, donde la libertad de expresión equivale sólo a la ausencia de poder.
Lo que se dibujará en la pista deriva del combate político y de los medios económicos. Aún cuando nos dirigimos hacia una sociedad planetaria dominada por algunas grandes potencias, los fines de la educación continúan siendo un asunto nacional. El pensamiento, las ideas pueden atravesar las fronteras, pero son los brasileños quienes definirán los fines de la escuela en Brasil y formarán consecuentemente a sus profesores. El asunto es saber si lo harán de manera democrática y para el desarrollo de la democracia o si la educación seguirá siendo, como en la mayoría de los países, un instrumento de reproducción de las desigualdades y de acomodación de las masas al pensamiento dominante.
Desgraciadamente, casi no existen razones para ser muy optimista. Esto no impide reflexionar sobre la formación ideal de los profesores para una escuela ideal, pero no caigamos en la ingenuidad de creer que las ideas por sí solas pueden transformar las relaciones de fuerza.

PrFont34Bin0BinSub0Frac0Def1Margin0Margin0Jc1Indent1440Lim0Lim1In Revista de Tecnología Educativa (Santiago - Chile), 2001, XIV, n°Ê3, pp. 503-523


Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación
Universidad de Ginebra
2001

Traducción hecha por María Eugenia Nordenflycht 

sábado, 31 de marzo de 2012

Formar es; no sólo externo, si no también, Educar Conciencias.


El papa  Benedicto XVI en su primera visita a México en días pasados  nos compartía este mensaje  mientras  arribaba a la ciudad de León Guanajuato MÉXICO.


“Es una gran responsabilidad de la Iglesia educar las conciencias , educar en la responsabilidad moral; y desenmascarar el mal, desenmascarar esta idolatría del dinero que esclaviza a los hombres, así como sus falsas promesas.


Debemos saber que el hombre tiene necesidad del infinito. Si no hay Dios, lo sustituye creándose sus propios paraísos, una apariencia de infinitos que solamente puede ser mentira. 


Por eso es tan importante que Dios esté presente y sea accesible. En este sentido la Iglesia puede desenmascarar el mal: haciendo presente la bondad de Dios, su verdad, el verdadero infinito. Este es el gran deber de la Iglesia”.